En Málaga tenemos una gran producción de castañas, si habéis visitado los pueblos blancos seguro que habéis visto los bosques de castaños en la Serranía de Ronda
Existen numerosas recetas que se pueden hacer con las castañas, se hacen incluso licores, pero la forma más habitual de consumirla es tostada.
Ya podemos ver a los primeros vendedores de castañas asadas en el centro de las ciudades, es típico del Otoño encontrarse con los asadores con su olla agujereada y ese olor tan especial que tienen las castañas asadas.
En el día de Todos los Santos, el 1 de Noviembre, es tradicional en los pueblos donde hay más castañas celebrar el Tostón. No es más que una excusa para ir al campo, asar castañas con fuego de leña y beber aguardiente o anís con los amigos.
Por supuesto, no basta con comer castañas, y como buena celebración andaluza también podremos encontrarnos con chorizos al infierno, morcilla, queso, chuletas de cerdo… cualquier cosa que podamos hacer en el fuego.
El Tostón siempre fue un contrapunto al carácter de sufrimiento que el día de todos los Santos tiene en España. Después de visitar los cementerios, comprar flores y limpiar los nichos de los familiares y seres queridos, irse al campo representaba un respiro.
Aunque normalmente la limpieza de los cementerios la suelen llevar a cabo las mujeres de más edad de la familia, y son los miembros más jóvenes quienes disfrutan de las castañas asadas.
Esta celebración no tiene nada más especial, sino aprovechar el día festivo con los amigos y la familia en una especie de romería. Sin embargo, desde hace unas dos décadas, el Tostón está en peligro de extinción.
A nuestra deliciosa castaña la va a engullir una calabaza americana con una boca y unos ojos siniestros tallados. La celebración de Halloween en su vertiente más americana ha convencido a los niños y jóvenes en España, y a día de hoy la mayoría ni siquiera sabe qué es el Tostón.
Pero los niños de Cancelada en los años 90 no perdonábamos ni un solo Tostón. Es curioso ver como ha cambiado todo ya que ni siquiera existe el campo donde lo celebrábamos, ahora es una urbanización y ya no hay campo
Quedábamos el día de antes y poníamos un bote (dinero puesto entre todos para los gastos), hacíamos una lista e íbamos todos juntos al supermercado a comprar. Las dependientas se echaban a temblar cuando veían entrar a unos veinte adolescentes en tropel en su tienda.
Se elegía una casa donde guardarlo, y se quedaba al día siguiente para salir andando con las mochilas cargadas de castañas, cervezas, chorizos y chuletas.
Existía un discurso que todas las madres nos decían antes de ir:
–¡No bebas, no fumes, no te pelees, no te portes mal, no te separes del grupo, ten cuidado y no llegues tarde!
Lingua-Franca 